México | Buses
lunes 21 de septiembre de 2020
Transición a la electromovilidad: Relevan datos sobre los buses del transporte público de México
Las dos asociaciones mexicanas trabajan en conjunto para obtener información del rendimiento de las unidades del sistema de transporte público de pasajeros a fin de lograr avales para el financiamiento de la transición a la movilidad eléctrica.
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La Asociación Mexicana de Empresas de Gestión Energética (AMEXGEN) y la Asociación Nacional de Vehículos Eléctricos y Sustentables (ANVES) trabajan en una iniciativa para promover una movilidad sostenible y ayudar a las empresas a mejorar su rendimiento. Asimismo, lograr sensibilizar a los gobiernos y que apoyen en la transición.

En ciudades de El Bajío se realizan análisis de los datos reales del costo de operación en transporte de pasajeros y transporte de carga.

De todo los casos y metodologías existentes se llevan los resultados a papeles para tener información verídica sobre cuál es el costo de consumo y de combustible, de mantenimiento preventivo y correctivo, la inversión financiera inicial, las depreciaciones y la sustitución de elementos siguiendo la misma línea tecnológica.

Las mediciones se obtienen a través de telemetría de los buses de combustión en las rutas de transporte para medir los kilómetros, los gastos semanales y mensuales. Las tabulaciones serán en comparativa a corto y mediano plazo. También se analiza la infraestructura y todo lo que implica la operación.

El objetivo es demostrar a empresas de transporte, puntualmente a quienes tienen la concesión de rutas del transporte público, los beneficios en ahorro y medioambientales por dejar de consumir diésel.

Finalmente se espera que sirva como instrumento de para que sea el sector privado quien esté a cargo del financiamiento y tome la deuda para que los gobiernos sean los gestores institucionales creando políticas públicas.

Los estándares están regidos bajo normas internacionales y basados en los protocolos establecidos por el Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático para que sean válidos para presentar como aval en bancas de financiamiento y bonos verdes.

Alejandro Contreras, presidente fundador de AMEXGEN

En este sentido, Alejandro Contreras, coordinador del programa de gestión sostenible de energía de AMEXGEN, sostiene: “Cuando se tienen en cuenta todos estos elementos la percepción global es muy diferente, es poner todo sobre la mesa para hacer la transición tecnológica de diésel o gas natural a movilidad eléctrica”.

Los resultados preliminares arrojan que la diferencia en la adquisición va desde el 100 al 200% entre diésel a eléctrico y con la diferencia del costo en el ciclo de vida puede reducirse a un 20%.

“Desmitifica el concepto que la tecnología es más cara. Los resultados con la incorporación de buses son inmediatos. Se deja de emitir, dejan de consumir diésel por lo que el ahorro es instantáneo. En las flotas promedia el 35%”, menciona Contreras.

La reducción de emisiones es de un 60% por lo menos y a esto se le suma el potencial que se conseguiría si la energía adquirida fuese de fuentes renovables.

“Es fácil demostrar la viabilidad y la factibilidad de la transición. Dependerá de las ciudades cómo serán las etapas, en algunas se incluirá el gas natural y en otras las condiciones permitirán directamente ir a la movilidad eléctrica”, explica.

Una de sus consecuencias de este proyecto llevado a cabo por las asociaciones sería la puesta en funcionamiento de la economía circular, ya que para establecer la tecnología hay que desarrollar la cadena de valor.

La propuesta es hacerlo a través de las conversiones. Aplicaría a las unidades que todavía están en condiciones de circular, que se le quite el motor a combustión e instalar los componentes eléctricos.

Incluye la capacitación del personal, conductores y mantenimiento, para una operación óptima, empresas que suministran energía, comercios de repuestos, talleres mecánicos y demás.

Mark Sánchez, presidente de ANVES México

Mark Sánchez, presidente de ANVES, comenta: “Sería un proceso paulatino, cuando el sistema se recupera de la inversión inicial de la compra de unidades eléctricas nuevas, las primeras convertidas se cambian de ruta y la incorporación es gradual”.

Además, implicaría alargar la vida de las unidades por 10 años más, siempre que se encuentren en excelente estado y cuando ya haya que sacarlas de las calles, eso instalado puede pasar a otra unidad.

En el caso de las baterías, se enviarían para que tengan un segundo ciclo de vida en almacenamiento o vehículos más pequeños.

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