Si bien las reuniones con Estados Unidos en materia de electromovilidad están mayormente enfocadas en vehículos ligeros, el segmento del transporte pesado no es dejado de lado. Sin embargo, los pasos a dar para transicionar hacia buses y camiones eléctricos avanzan de manera asimétrica. 

“Participamos en algunos grupos con la Secretaría de Relaciones Exteriores y la de Economía. Con los vehículos ligeros se progresa a una velocidad superior. En nuestro caso, aún debemos redefinir la infraestructura energética”, afirma Miguel Elizalde, presidente de la Asociación Nacional de Productores de Autobuses, Camiones y Tractocamiones (ANPACT), en diálogo con Portal Movilidad en el ciclo de entrevistas Personalidades.

En ese sentido, según Elizalde, uno de los inconvenientes del segmento es que del reducido número de electrolineras públicas existentes en el territorio, no todas son accesibles para vehículos de gran tamaño. 

Esto coloca al país en una disparidad con su vecino del norte. De hecho, solo en California se apunta a tener 100 mil puntos de carga para unidades comerciales. 

Elizalde afirma que debido a que en este segmento es clave encontrar un rédito económico, a diferencia de los ligeros, son necesarias mayores inversiones, incentivos y subsidios que impulsen a las empresas a optar por la transición cero emisiones. 

“Tiene que ser rentable y un negocio. Debe competir contra vehículos de combustión interna, tarifas y el transporte irregular”, advierte. 

Luego, agrega: “Si hoy alguien quiere impulsar la electromovilidad desde este sentido, tiene que ser por un compromiso propio con el medio ambiente, como sucedió con el transporte en Ciudad de México y Jalisco donde ya hay rutas cero emisiones”. 

Al respecto, no solo indica que son importantes los subsidios para la compra de unidades e infraestructura de carga, sino que también para mantener el liderazgo en la producción y exportación de vehículos pesados a nivel mundial. 

Cabe mencionar que México es el primer exportador de tractocamiones del mundo, el cuarto de carga y de pasajeros, y el cuarto productor de vehículos de carga y el décimo de autobuses. 

“Si Estados Unidos incentiva la inversión y fabricación de componentes solo nacionales, va a dejar en una desventaja a México. La nación debería ponerse a la par de estos incentivos para poder fortalecernos como región”, indica Elizalde. 

Y añade: “Es muy importante fortalecer la cadena de proveeduría a nivel bloque norteamericano para poder competir con otras regiones del mundo”. 

Por último, sostiene que esta unión con Estados Unidos debe alentar a México a trabajar en una regulación sólida, que supervise a las unidades que se producen y que se exportan así como los desechos que pueden llegar desde su aliado.

“Debemos ir hacia la electromovilidad e integrarnos con Estados Unidos. Tenemos que evitar que en un futuro se nos venga la chatarra eléctrica con las baterías. Para esto se necesita reducir la simetría regulatoria con Estados Unidos y Canadá. México está más atrasado”, señala el presidente de ANPACT. 

Finalmente, concluye: “Hay que trabajar en una norma especial para vehículos eléctricos, los cuales operan de forma muy diferente a un vehículo a combustión. También, hay que tener una supervisión efectiva al respecto. Si un vehículo no cumple, no debe circular”.

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