Con expectativas crecientes, durante las últimas semanas el Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana se ha visto abocado a definir los detalles finales del anteproyecto de Ley de Movilidad Sostenible que se presentará en el Consejo de Ministros el primero de febrero.

“Que el proyecto esté en agenda es esperanzador ya que no se trata de una ley que busca potenciar un cierto sector, sino que va más allá planteando un cambio sustancial, pero de una manera tímida”, sostiene Mario Rodríguez Vargas, Director Asociado de Transición Justa y Alianzas Globales en ECODES (Fundación Ecología y Desarrollo).

Durante su paso por el ciclo de entrevistas “Personalidades”, organizado por Portal Movilidad España, el experto recalca el hecho de que la presentación de esta iniciativa se da en un momento muy particular, caracterizado por el debate y la emisión de políticas públicas por parte de la Unión Europea.

Pese a que su abordaje sea realmente positivo, hay aspectos del documento que deben revisarse.

En un principio, el representante de ECODES plantea que los plazos previstos “son muy largos y aunque se dan avances a sistemas intermodales, no se profundiza tanto en ellos”.

A su vez, Ecodes sostiene que la estrategia se centra en el coche y el transporte por carretera, sin tener en cuenta otros medios tales como la aviación y el ferrocarril. Sin embargo, se prevé que podrían gestionarse legislaciones específicas para cada uno de estos modelos.

“Una realidad es que este proyecto deja muchos espacios para la ambigüedad”, subraya.

Esto se debe a que a la hora de trabajar la descarbonización de la movilidad por carretera se confía demasiado en alternativas como el hidrógeno verde.

En este sentido, apunta: “Particularmente creemos que el H2 debe dejarse para aquellos medios de transporte que son difíciles de electrificar, ya que para su producción requiere un mayor despliegue de energía que la electricidad”.

Otro de los puntos que no se abarcan con certeza, según la fundación, son los criterios que han de cumplirse por parte de los vehículos para el ingreso a las zonas de bajas emisiones.

Actualmente este aspecto está basado en etiquetas emitidas por la Dirección General de Tráfico que ya han quedado obsoletas. 

“Las mismas han tenido un papel protagónico al inicio, pero ahora ya no evidencian la realidad”, cuestiona en este punto.

Pese a esto, Vargas acepta el hecho de que la nueva regulación llega para poder modernizar el concepto de movilidad en el país desde la óptica de la defensa medioambiental.

“La Ley de Movilidad Sostenible marca un punto de inflexión que le permite a España ingresar finalmente al siglo XXI”, reconoce.