Las personas cada vez más ven al transporte urbano como una red completa, comprendiendo el rango de opciones disponibles entre soluciones de servicio público y privado.

Por otro lado, la digitalización impacta en numerosos sectores, y la movilidad no es ajena a esta tendencia.

Es por ello que resulta necesario facilitar el acceso a diversas formas de transporte, bajo un modelo multimodal, integrado en una misma plataforma digital, en donde la conectividad e innovación juega un papel fundamental.

La accesibilidad, la seguridad, el tiempo, el costo y, cada vez más la sostenibilidad, son factores claves que hoy en día determinan la decisión a la hora de trasladarnos de un punto a otro.

Los servicios de movilidad compartida, tales como: ridehailing, bikesharing, carpooling, vanpooling, carsharing,  scooters, entre otros, son algunas de las alternativas posibles frente al uso del automóvil particular.

El concepto de Mobility as a Services (Movilidad como Servicio) mejor conocido como MaaS, nacido en Finlandia en el 2016, precisamente se refiere a la combinación de esos servicios privados en conjunción con el transporte público bajo una misma aplicación móvil.

Actualmente, en el contexto de la pandemia, las empresas de movilidad compartida enfrentan un importante desafío en relación a las medidas sanitarias que deben asumir en la oferta de sus servicios.

Como ejemplo, algunas empresas de carsharing en Madrid ya han tomado medidas tendientes a garantizar una desinfección minuciosa a través de equipos especiales de sanitización que se desplazan en forma itinerante por la ciudad.

Otras empresas de ridehailing han introducido una malla plástica divisoria entre el conductor y sus usuarios para evitar contacto e intercambio de partículas además de los controles periódicos realizados a sus socios conductores.

Por su parte empresas de micromovilidad han intensificado la limpieza y desinfección de sus vehículos y estaciones, en especial sobre determinadas partes de mayor contacto de sus usuarios, como ser manubrios, asientos, etc., como así también comienzan a concientizar sobre la distancia de uso necesarias durante su trayecto.

En este desafiante panorama, en donde la movilidad de vehículos y peatones en América Latina ha disminuido en un rango del 64% al 84%, de acuerdo con datos de Apple -en un corte al 26 de Abril- , algunas empresas han buscado atajos y están aprovechando otras oportunidades como el crecimiento de la industria del delivery en la región.

En este sentido, ciertos operadores de taxi por app, así como empresas de vanpooling, bikesharing y motosharing están expandiendo sus roles como distribuidores de alimentos y bienes.

Si bien la pandemia del Covid-19 ha impactado significativamente a la movilidad y habrá importantes cambios en el escenario post-covid, lo cierto es que las personas retomarán paulatinamente sus actividades y deberán desplazarse nuevamente para realizar sus respectivas actividades.

De ahí la importancia de orientar la movilidad hacia la integración de un menú de opciones, en donde se coloque a los usuarios en el centro de las propuestas para facilitar su traslado.

Asimismo y para que el modelo sea íntegramente sostenible, es necesario estimular en el mediano y largo plazo el cambio gradual hacia flotas de vehículos eléctricos, con el objetivo de lograr una mayor eficiencia operativa de costos y por supuesto una importante reducción en las emisiones de CO2.

En cuanto a los gobiernos representa la oportunidad de abordar diferentes acciones que van desde el desarrollo de políticas públicas en favor del impacto ambiental y reducción de la congestión vial, hasta el crecimiento de una movilidad más accesible.

En este contexto, la movilidad sufrirá algunas transformaciones pero hoy más que nunca, tenemos una oportunidad de volver a una normalidad donde el traslado de las personas sea más sostenible, accesible, seguro y adaptado a las necesidades de forma práctica e inteligente.