En noviembre se llevó a cabo la 27 Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático de 2022 (COP 27), donde líderes de más de 190 países se reunieron en Egipto para participar en una negociación que permita evitar las catástrofes climáticas.

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Sin embargo, para algunas autoridades, los resultados finales de la negociación no fueron óptimos.

Al respecto, Gustavo Máñez, director adjunto para América Latina y el Caribe en el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), declara: “El foco de la reunión estaba más orientado a temas de adaptación y no al transporte, por eso no podemos decir que fue un éxito. Esta COP me dejó un sabor agridulce”.

Lo cierto, es que se esperaba que el cover decision fuera “más ambicioso” y contemplara a los combustibles fósiles.

“Para frenar el calentamiento global se necesita consenso y el hecho de que los tres principales contaminantes -carbón, petróleo y gas natural- no figuren en el documento es una pérdida de tiempo”, comenta Máñez en diálogo con Portal Movilidad.

En este sentido, hay ilusión porque la electromovilidad sea abordada en la próxima conferencia.

“Con los cambios políticos de la región observamos que varios gobiernos formulan ideas acerca de lo que planean trabajar el próximo año. Incluso, algunos ya anunciaron querer dejar de explotar petróleo y gas, y promover a que se desarrollen empresas en el sector de las energías renovables y de movilidad eléctrica”.

Vale mencionar que para el 2025 los distintos países deben presentar nuevas Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (NDC).

“Hay que sentarse a formularlas ya. Tenemos que preparar más NDC que nos ayuden a cumplir la meta de 1,5°. Estamos atravesando un cambio climático catastrófico que acabará con el planeta”, lamenta el director.

Para elaborarlas, se debe tener en cuenta que la Agencia Internacional de la Energía (AIE) establece que no se puede continuar explotando más combustibles fósiles.

No obstante, los números de las proyecciones de las petroleras parecen indicar que no cumplirán con la recomendación de la AIE.

Incluso, Máñez sostiene que “hasta ahora los cálculos de los flujos financieros demuestran que se promoverán mayormente los combustibles fósiles”.

Lo cierto es que las entidades públicas continúan ofreciendo subsidios para su impulso y el sector privado todavía promueve la exploración y creación de gasoductos

“Muchos países indican que necesitan dinero, pero al observar sus presupuestos comprobamos que cuentan con él, pero lo destinan a incentivar la causa del problema”, explica.

Y agrega: “Para que en la región sucedan iniciativas a gran escala se necesita compromiso, apoyo e inversión. Entonces, se tiene que dar un diálogo entre las distintas partes”.

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